Mis profecías derrotistas de ayer hoy se volvieron dejávus disimulados de nuevas derrotas.
Ayer me preguntaba que día podría ser peor. Hoy no me lo vuelvo a preguntar.
Ayer creía que este dolor provenía de mis derrotas. Hoy aprendí que también las derrotas ajenas pueden doler.
Ayer creí que era remediable esta situación. Hoy con tu muerte entendí que no.
Descanse en paz
JB