«Si se concibe a la ciencia política como una disciplina moderna, ello depende, en sustancia, del hecho de que se le atribuye la calidad de ciencia a un determinado modo de considerar y tratar los problemas políticos. Los antiguos también escribieron sobre política, pero la distancia entre ellos y los modernos es abismal.»
Con las anteriores palabras es como el traductor de la obra del maestro italiano inicia su reseña en la contraportada definiendo en escasas palabras el tema nodal de la obra.
Si bien la ciencia política es considerada una ciencia moderna, es El Príncipe del italiano Nicolás Maquiavelo la primera obra en tener como objeto la ciencia política; pues textos del calibre e importancia como La República de Platón o la obra homónima de Cicerón, El gobierno de los príncipes de Tomas de Aquino o La Política de Aristóteles, a pesar de ser obras cuyo tema principal gira entorno a la política, no tratan a esta con el rigor científico que las pueda acreditar como tal.
La principal diferencia entre los estudios políticos antiguos y los estudio post-maquiavélicos merecedores del prenombre ciencia radica básicamente en la concepción de la política como tema de estudio autónomo para los segundos ante su supeditación a diversos fenómenos para los primeros.
Es decir, para los estudiosos antiguos la política no resulta ser un tema autónomo , ajeno a fenómenos como la religión, la filosofía o el mismo arte, mientras que los pensadores post Maquiavelo, encuentran en la política el tema principal de sus tratados quedando estos ajenos a cualquier factor que no sea la política misma.
La diferencia radica en el estudio de la política como una propia disciplina que lleve en la autonomía su principal bandera.
Sin embargo la escasez de sistemática como estudio o la subordinación política ante la filosofía o la religión no desacredita en lo absoluto la importancia de las obras antiguas y mucho menos de sus autores, pues partiendo de la idea de que el contexto histórico en el que una obra es desarrollada resulta ser un factor determínate para el resultado de la misma, entonces es posible afirma r que en muchos de los casos estás obras van más allá de los limites del contexto mismo en el que fueron escritas siendo en tales momentos completamente vanguardistas.
Umberto Cerroni retoma la importancia del contexto histórico en el desarrollo de una obra asumiendo que debido a este mismo contexto lo que para los antiguos fuera nodal a nosotros se nos revelaría como “errores mentales”.
La concepción de un termino esta estrictamente relacionado con el contexto en el que se quiere definir o buscar el concepto; pues en una Grecia plegada de esclavos la libertad dista mucho de la acepción inglesa de Locke.
Como observa Cerroni en su sugerente paralelo entre Aristóteles y Locke, para el primero la idea de que los telares pudiesen ser manejados por trabajadores libres y a cambio del pago de un salario, «no era sólo conceptualmente impensable, sino prácticamente irreal» A partir de esta premisa, de un sentido común tan profundamente arraigado e indiscutible para su época, puede fácilmente comprenderse que las posturas de Aristóteles en defensa de la esclavitud fueran las contextualmente validas con el tiempo en que le toco vivir.
Si se comparan la idea aristotélica de la libertad arraigada al momento de nacer, existiendo quienes nacen libres y quienes no, con la idea escrita dos mil años después por Locke que la esclavitud era “una condición tan mísera y despreciable y contraria de modo tan directo a la naturaleza generosa y valiente de nuestra nación, que es difícil concebir que un inglés, con mayor razón si se trata de un gentilhombre, la defendiese” se puede afirmar que tanto uno como otro asumen una postura frente a la esclavitud basada completamente en la subjetividad recurrente por el contexto en el que se plantea, pues a pesar de que en la Inglaterra Lockiana el trafico de esclavos era menester para la economía de la isla, como en la Grecia aristotélica existían esclavos que otrora fueron libres; ambos fijan su postura en base tanto a su contexto como a su propio ideario intelectual.
En otro apartado, Cerroni asume una división del pensamiento político en moderno y antiguo partiendo de la idea de la importancia de ver a la política como una ciencia tomando de facto la política misma y su entorno, y no como una simple progresión de ideas aisladas sin tiempo o espacio.
«Donde el pensamiento humano se libera de las representaciones míticas (antigüedad) y pasa a las interpretaciones causales y sistemáticas (modernidad).»
El autor citando al filólogo Snell plantea la asunción de la historia del pensamiento político verdaderas historias con estructuras autónomas y propias.
Por otro lado, el autor plantea que la evidente evolución surgida alrededor del pensamiento político desde La política de Aristóteles hasta El espíritu de la leyes de Montesquieu no implica una superación mental de los limites del mundo antiguo, sino la disgregación de sociedades que se apoyan en el dominio personal donde la división de poderes resultaba ser tan impensable como una vida económica sin financieros en el entorno de Montesquieu.
Así mismo afirma que el concepto de Estado, como fundamento de la ciencia política es un concepto cuya invención n teórica no puede ser ajena a una modificación practica de la sociedad y que resulta ser un instrumento inservible y hasta generador de confusiones cuando se le transforma en el fundamento de la misma ciencia política y de la historia del pensamiento político.
Posteriormente habla del iusnaturalismo (una gran evolución del pensamiento político) donde el hombre nace libre e igual, la sociedad es una creación suya que no puede revocar ni la libertad ni la igualdad y la ley y autoridad nace del concepto recayendo en los gobernantes que fungen como representantes populares.
Es así como Cerroni pasa de Aristóteles a Kant, de Hegel a Marx, de Rousseau a Hobbes planteando las principales posturas, convergencias y divergencias entre ellos.
Finalmente considero que la evolución un tanto dicotómica de las ideas políticas alrededor del desarrollo de la sociedad implican una evolución en el pensamiento mismo del ser humano, sin con esto querer decir que hoy en día se piensa mas que antes, sino que las ideas han evolucionado al mismo nivel que la vida lo ha hecho, dándole nuevos concepciones a preceptos básicos en la inteligencia política y humana, condiciones determinantes del mismo genero tal como la igualdad, la libertad o su contraposición esclavista.
Hegel menciona que «la historia universal es la representación del proceso divino y absoluto del espíritu en sus mas altas formas de este curso gradual en el que consigue la verdad, la autoconciencia de si.»