martes, 2 de noviembre de 2010

El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez

El poder es el sueño del hombre pero su eternidad será su pesadilla. Aquel que detenta el poder está condenado a sufrir las inclemencias de la soledad y la melancolía de la libertad; está destinado a vivir cada estación del año como si fuera otoño y sufrir los desvelos de la inmortalidad en más de una ocasión.


Es en esta premisa que Gabriel García Márquez desarrolla El otoño del patriarca, una novela a varias voces (o rumores) donde el tiempo es circular y la puntuación inexistente.
Partiendo de que para entender al monstruo hay que entender al Dr. Frankenstein y para conocer a este se tiene que conocer primero a Merry Shelley, entonces resulta menester dedicar las primeras líneas de este ensayo al nobel colombiano, para con el entender al patriarca y conocer así el poder.

Hablar de la vida u obra de Gabriel García Márquez sería oportuno si fuera capaz de decir algo nuevo, algo desconocido sobre tan famoso escritor, sin embargo no poseo ningún dato de tal magnitud por lo que me limitare a relacionar el patriarca con lo que se del autor.
En primera instancia cabe destacar que Gabo se ha caracterizado por ser un excelente pintor del mundo latinoamericano específicamente del mundo caribeño, desvelando sus matices mágicos y su idiosincrasia tan peculiar como evidente. Así mismo las relaciones sociales que el autor de Cien años de soledad ha mantenido alrededor de su vida lo acercan a la frontera ideologizada de la inerte izquierda latinoamericana, a través de sus personajes, siendo Fidel Castro el más conocido de entre sus conocidos.

Por otro lado, la soledad del poder es un tema recurrente en la literatura del oriundo de Aracataca siendo este el tema principal de novelas como El Coronel no tiene quien le escriba, El general en su laberinto y de personajes como el Coronel Aureliano Buendía en Cien años de soledad.
De estas experiencias intelectuales pseudorevolucionarias es donde el mago del realismo en 1975 publica El Otoño del patriarca sin lugar a dudas su obra más compleja y por ratos personal cuyo tema central radica en la soledad del poder eterno, donde el poder es tan protagonista como el patriarca y este por ratos llega a ser el antagonista de esta obra laberíntica carente de sentido cronológico.
El siguiente tema de análisis de este trabajo radica en la relación entre los personajes de la novela y los personajes de la vida real; las similitudes entre aquel patriarca de más de cien años de un caribeño poblado que vendió el mar a los norteamericanos y los patriarcas de cualquier edad que han gobernado en América latina y que no han vendido el mar porque se lo han quedado para ellos.

Este tenor obliga preguntarse si El otoño del patriarca es la consagración imaginativa de García Márquez o es su novela más realista, pues sin lugar a duda es el punto de enlace entre mundos tan reales como imaginarios.
El patriarca es un personaje tan complejo como transparente, pues de antemano se sabe su muerte y los latinoamericanos conocemos su historia; sin embargo su complejidad radica en ser la unión exacta entre los distintos personajes dictatoriales que estás tierras han engendrado. Es una mezcla entre la falta de educación académica y gran astucia militar de algunos líderes revolucionarios mexicanos, con la longevidad y pericia política de Castro.

El patriarca es por ratos el Díaz mexicano que llevo la prosperidad al pueblo y por ratos el dictador haitiano que desprecio a sus compatriotas. Es el Castro nacionalista y el Santa Anna traidor. Es el militar que dio golpe de estado y después reprimió y mato a todos los militares. Es el dictador que confirmó que la religión es opio del pueblo y le declaro la guerra al vaticano; pero también es el latinoamericano devoto que pidió la canonización de su madre. Es el gobernante de oportunidad cuya ocasión se volvió eterna. Es el reflejo de la contradicción del gobernante, es la muestra de los poderes del poder.

Otro tema de vital importancia es la fuerza de algunas líneas del texto que denotan la forma de gobierno de más de un siglo, donde la patria es comparable con una pelota de cristal que cabe en la mano, y existen órdenes que se dan pero no se cumplen. Un gobierno donde la hora es la que usted mande y el mejor aliado pronto será el enemigo que se encargue de la traición.
Así mismo existen figuras que hacen hincapié en esta forma de entender el poder, donde la individualidad solo es un lujo para el gobernante, donde yo soy yo y soy tú, pero tú jamás serás yo. Muestra de esto es el ejemplo de Patricio Aragonés cuyos infortunios ocurrirán por su parecido físico al general. El fiel doble a pesar de acostarse con las mujeres del patriarca, ser tratado como rey y ser reconocido por el pueblo jamás pudo ser el verdadero patriarca y peor aun jamás pudo ser él, pues estaba condenado a vivir bajo la sombra de un árbol robusto y eterno.
Partiendo del título del libro a tratar, y asumiendo que mucho ya se ha hablado en este trabajo sobre el patriarca, considero menester hablar sobre el otoño, el otro protagonista esencial del libro que junto con el poder, la soledad, y el decir publico forman la esencia exacta de la realidad mágica del poder latinoamericano.
El otoño por facto ha sido caracterizado como la estación más triste y lúgubre del año, donde la naturaleza muere, los vientos soplan fuertes y la lluvia inunda por doquier; es la estación que sirve de puente entre el relajante verano y el melancólico invierno.
Y es así como el escritor define la vida del pueblo bajo el gobierno del patriarca y a su vez la vida del patriarca bajo el gobierno del poder. Su vida es fría y lúgubre, sus muertos los cuentan por decenas y sus seres más cercanos son víctimas de su poder. A su mejor amigo lo cocina a fuego lento en respuesta a su traición, a su madre la edad, tristeza y decepción disfrazada de enfermedad oscura y añeja la mata y a su mujer e hijo los destajan los perros rabiosos de sus opositores.

Sin embargo esta no es la única forma de entender el otoño en el partica pues también se refiere a sus propias muertes, que marcaran en forma acrónica el devenir de los capítulos del libro.
En primera instancia leeremos la muerte digna y preparada del patriarca querido y condecorado. Después veremos la muerte de patricio Aragonés que significa la primera muerte del patriarca, la muerte de su vida pública, pues jamás se le volvió a ver por el poblado, se volvió el fantasma vivo de sí mismo. Algo parecido a lo que acontece en Cuba en el presente, donde las calles murmuran que el anciano aun no ha muerto pero los hombres ya no conocen su rostro.

Posteriormente veremos el desenlace evidente de la historia confractual, donde el pasado imaginario del patriarca que recordaba su muerte como si ya la hubiera vivido tiene que morir, pero no lo hace como lo esperaba, sin posiciones mesiánicas ni medallas en el pecho, deja su extraordinaria vida de la forma más ordinaria, mas solitaria y otoñal.
Finalmente, cabe destacar que el otoño del patriarca no significa el otoño del poder, que la cíclica historia de la humanidad si una cosa ha demostrado es que los vacios de poder lo único que generan es una lucha encarnizada por ser llenados, y así sucesivamente. Ante la muerte del patriarca siempre existirá un Lautaro Muñoz sobresaliente los artes de la ocasión y la oportunidad que soñándolo o no se convertirán en el patriarca de una región sin memoria ni historia y terminaran sus vidas como las empezaron, porque el poder es traidor y después de dejarte sólo te abandona en tu otoño para abrazar y hacer soñar a otro.